sábado, 6 de agosto de 2016

Acuña vivirá al máximo su debut olímpico con Argentina


Entrevista al rafaelino Roberto Acuña que aparece en el sitio de la Federación Internacional de Básquet.

Argentina encara una nueva edición de los Juegos Olímpicos, con la Generación Dorada en su última demostración de vigencia, ya que desde hace unos años los argentinos vienen llevando adelante un lógico y natural recambio generacional.

En cada competencia aparecen distintos valores dispuestos a tomar los lugares que fueron dejando varios de los indiscutidos campeones olímpicos de 2004 en el equipo nacional. En los Juegos Olímpicos 2016habrá caras nuevas.

Roberto Acuña, un centro de 2,08 y 25 años, es el menos conocido del plantel argentino. Su altura le había hecho un lugar en la lista previa y fue la gran novedad al confirmarse los 12 jugadores que estarán en Río de Janeiro.

“La nominación la viví con mucha emoción, fue algo muy lindo, sentí un cosquilleo en el cuerpo. Lo primero que recordé fue todo lo que había pasado en mi carrera, desde que comencé a jugar, siendo muy chico. No me imaginaba que podía estar en la lista final y poder vivir el máximo evento del deporte,” admitió Acuña.

Nacido en la ciudad de Rafaela, de joven ayudó a su padre en tareas relacionadas con el campo (criadero de pollos y conejos), mientras iba a la escuela.

La historia de Acuña en el alto nivel deportivo es particular y breve, ya que apenas lleva dos temporadas jugando en la Liga Nacional de Argentina. Tras deambular por varias categorías de ascenso, su aparición se produjo, con 23 años, en la campaña 2014-15 con Ciclista de Junín y en la 2015-16 con Peñarol de Mar del Plata.

En la última temporada en Peñarol, Acuña tuvo como entrenador a Sergio Hernández, el conductor de la selección argentina, lo que él considera un punto a favor para poder llegar a los Juegos Olímpicos.

“Creo que el entrenador vio mis ganas, el esfuerzo y la actitud que puse en cada entrenamiento, donde mostré avances durante ese primer tiempo de la concentración. Haberlo tenido a él en Peñarol fue una ayuda, porque me conoce y sabe qué puedo dar. Mi mérito fue no haber bajado los brazos nunca, haber peleado por mi puesto y eso me llevó a estar en Río de Janeiro”, comentó.

De ser casi un desconocido para la mayoría, pasó a ser compañero de equipo con próceres del deporte argentino, como los campeones olímpicos Emanuel Ginóbili, Luis Scola o Andrés Nocioni.

“Para mí significa mucho estar con jugadores de esta jerarquía y trayectoria. Ya compartir un camarín, un entrenamiento o una cena con ellos un sueño hecho realidad y disfruto cada uno de esos momentos. No me genera presión, porque ellos te dan confianza. Solo sé que tengo que aportar mi granito de arena y es lo que trato de hacer cada vez que salgo a la cancha,” dijo el pívot.

Aunque en un primer momento hubo incertidumbre sobre el aporte que Acuña puede hacerle al equipo nacional de Argentina, durante los partidos de preparación participó en más minutos de los esperados.

“El equipo espera de mí que aporte energía en la zona interior, que defienda, luche en los rebotes y que esté atento en las caídas del “pick-and-roll”. Sé que ese será mi trabajo, que debo hacerlo y siempre entraré a la cancha con ese objetivo”, manifestó el centro sobre su rol en el equipo.

La carencia de hombres altos en el baloncesto argentino genera que se levanten ilusiones generales ante la aparición de algún nuevo valor. 

Acuña no es la excepción y aclara que es “Estoy consciente de que estoy en una situación única, que voy a participar de los Juegos Olímpicos. El protagonismo que tenga en el equipo dependerá de lo que yo haga. Sé cuál es mi tarea en el equipo. Tengo una gran oportunidad y estoy decidido a aprovecharla”.

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